Uno de los objetivo de las evaluaciones
externas es conocer la situación educativa de un determinado contexto
territorial y con ello el estado de las instituciones, los educadores o los
mismos estudiantes de acuerdo con unos contenidos evaluados. A su vez, conocer
esta situación se convierte en un insumo, no el único, para tomar decisiones
sobre los estudiantes, los docentes, las instituciones y en general de los
sistemas educativos. Frente a ello cabe la pregunta, ¿es posible que una prueba
externa pueda captura de manera eficaz y ética el estado de las situaciones
educativas?; sin embargo, no hay una respuesta única y directa para el anterior
interrogante, pues depende del tipo de pruebas, de las formas en las que se
formulan y de los marcos de referencia desde donde se plantean.
En relación con las evaluaciones externas
está PISA[1],
una prueba internacional dirigida a jóvenes de 15 años[2]
cuyo objeto valorar las competencias que ellos poseen al enfrentarse a diversos
tipos de situaciones, inclusive las TIC, haciendo uso de los saberes
provenientes de las ciencias el lenguaje y las matemáticas. Específicamente, en
matemáticas PISA valora la capacidad que tiene un individuo de identificar y
comprender el papel que estas desempeñan en el mundo, emitir juicios bien
fundados y utilizar e implicarse en las matemáticas de una manera que satisfaga
sus necesidades vitales como un ciudadano constructivo, comprometido y
reflexivo (OCDE, 2006).
Una condición que, desde sus referentes
teóricos, distingue a PISA es su interés por saber si los estudiantes pueden
usar lo que han aprendido en la escuela y aplicar ese conocimiento en situaciones
y problemas de la vida real; en lugar de valorar los contenidos tal cual fueron
aprendidos. Para ello, organizan la prueba en torno a tres aspectos
relacionados con los saberes, los contextos y las capacidades para
desenvolverse en dichos contextos.
Los campos de conocimiento en matemáticas
por los que indaga PISA son: Cantidad,
Espacio y forma, Cambios y relaciones, e Incertidumbre,
campos que están en diversas actividades, en varios contextos. A su
vez los contextos en los que se proponen las preguntas donde se presentan situaciones
personales, las educativas y ocupacionales, las públicas y las científicas,
por lo que se espera que los desempeños
de los estudiantes no se restringa a la reproducción de procedimientos
aprendidos en las clases de matemáticas, sino que, al ser competentes, ellos
puedan desempeñarse de manera eficaz en contextos nuevos y retadores. Además , PISA contempla capacidades en matemáticas
que son de suma importancia para desenvolverse como ciudadano, estos son: Pensamiento y razonamiento, Argumentación, Comunicación,
Construcción de modelos, Planteamiento y solución de problemas, Representación,
Utilización de operaciones y lenguaje técnico, formal y simbólico, Empleo de
material y herramientas de apoyo. Estas capacidades son valoradas, de
acuerdo con el nivel de desarrollo de estas capacidades por medio de grupos de
preguntas correspondientes a grupo de capacidades. En este caso hay tres grupos
de capacidades: de reproducción, de conexión,
de reflexión. Esto significa que de acuerdo con el desempeño de los estudiantes
estos serán capaces de mostrar un determinado desarrollo en el grupo de capacidades
mostradas (OCDE, 2006).
PISA también ofrece los
niveles en los que son valorados los desempeños de los estudiantes Estos seis niveles
muestran los posibles desempeños que pueden obtener desde los más básicos de reproducción
de conceptos o procedimientos, hasta los más avanzados en la medida que
muestran desempeños relacionados con la interpretación de información más
compleja, con el uso lógico y creativo de procedimientos complejos.
Ahora bien, al margen de
las características de la prueba es necesario reflexionar sobre las
implicaciones que tienen sus resultados sobre los sistemas educativos y las
mismas instituciones educativas junto con sus docentes. Los resultados obtenidos en Colombia, en la última
aplicación de la prueba (2009), no muestran un panorama muy alentador para la educación,
con 71% de los evaluados en matemáticas ubicados en el primer nivel y por
debajo de este; lo que significa, en palabras de ICFES[3],
insuficiente para acceder a estudios superiores y para las actividades que
exige la vida diaria en la sociedad del conocimiento.
PISA también son
clasifica como país y nos dice que estamos por encima de Perú y Panamá, así
como por debajo de Uruguay, Chile, México y Argentina; y muy similares a
Brasil. PISA muestra que nuestro promedio en matemáticas esta muy por debajo del
promedio de Shanghái (219 puntos por de bajo), que es el país con los mejores
resultados.
Pero, ¿qué hacer con estos
resultados?, confiamos en su certeza e intentamos cambiar el sistema educativo,
o simplemente responsabilizamos a los docentes, estudiantes e instituciones
educativas, por los bajos resultados y entonces intervenimos ese nivel del
sistema. O por el contrario hacemos caso omiso de estos resultados argumentando
que es una prueba internacional que no comprende nuestro entorno cultural y por
tanto no podrá hacer una valoración objetiva de nuestra calidad educativa.
Referencias
OCDE. (2006). PISA 2006 Marco de
la Evaluación. Conocimientos y Habilidades en Ciencias, Matemáticas y Lectura.
España: Santillana Educación.
[1] Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes vinculado a la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico
[2] Se seleccionan grupos representativos de cada país, entre los
grados 7° y 11°, que estén próximos a cumplir 16 años, pues estos estudiantes
han cursado varios años y estarían, en teoría, próximos a terminar su
escolaridad